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Dinero. Pasta. Soltar la gallina. En Dubái es tan común manejar, acariciar e intercambiar dinero como el oro. ORO que cubre los pomos de las puertas, barandillas y ascensores de hotelazos y en el que se bañan los emiratíes de bien y de adopción. Puede ser intimidante, pero la picaresca viajera sobrevive y expande sus tentáculos. y aquí entran en juego todos los recursos viajeros que ya conocemos, o que investigaremos. Por ejemplo, The Entertainer, una aplicación con cupones 2 X 1 que te ofrece, previo pago, descuentos en muchos sitios: restaurantes (incluido el famoso Kaleidoskope), hoteles, compras, alquiler de coches… o, en lo más coñazo que más nos interesaba de todo: los parques temáticos de Dubái. Nosotros fuimos a Legoland, a Bollywood y Kidzania. Dos veces.

Si llegas en barco, en todos los puertos hay taxis esperando en la entrada con los que negociar un precio. Entre dos y cuatro horas, si quieres hacer un mini tour por el lugar, o simplemente que te lleven a algún sitio y luego tú coges un taxi de vuelta. El famoso y mágico espectáculo de luces y fuente se puede ver desde el Dubái Mall, dando codazos y de puntillas, y también desde una barquita dentro del estanque. Hay un montón de empresas que se dedican a ello. Al Nahdi Travels & Tourism LLC es una opción (con nosotros fueron bastante sinvergüenzas, pero tienen buenas críticas en Tripadvisor). Las entradas se reservan en internet y tienes que recogerlas el mismo día en el Dubái Mall, en un punto de información que hay cerca del Food Corner de la planta baja, llamado The Top Counter.
Como curiosidad, dentro de este centro comercial pasean coches con señoras a bordo a las que solo se les veían los zapatos de Louis Vuitton debajo del hiyab. Tras su correspondiente parada en la tienda de lujo de turno, le endosaban las bolsas al chófer/guardaespaldas/sherpa y a seguir. Nosotros aprovechamos para comer en el Food Corner de la última planta. Son un montón de puestos de comida rápida, buena y bien de precio.

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Dubái

Dubai

Para los interesados en la diversión a costa del maltrato animal, también hay un acuario gigante, es bastante caro pero también puedes verlo desde fuera, gratis, en el mismo Dubái Mall.

De Meena Bazaar solo puedo decir que me era como la India, pero más limpias y ordenadas sus calles. Allí, al lado del río, puedes coger una barquita que por uno o dos dirham (25 céntimos de euro) te lleva al otro lado, donde está el mercado del oro. Cuidado no cojáis una barcaza turística, que son  caras, sino una de las famosas abras, los barquitos tradicionales de los pescadores de perlas.Al lado de donde se cogen hay puestos de zumos y agua de coco. Cogen el coco y con un machete lo pelan, le ponen una pajita y te lo bebes allí mismo. Riquísimo. Cuando terminas, te lo abren y lo parten para que te puedas comer lo de dentro que, a diferencia del zumo, está asquerosito por cierto.

En Meena Bazaar, además de las tres calles del zoco, hay un montón de tiendas de ropa India (saris, kurtis, y ropa de niños) barata y entre bonita y hortera. Al otro lado del canal, en el mercado del oro, además de especias, artesanía, etc., hay escaparates dignos de verse. En uno de ellos está el anillo de oro más grande del mundo, donde nuestros niños se divirtieron bastante subiendo y bajando el escalón que hay justo delante de aquel tesoro, y de paso jodiéndoles la foto a mil millones de chinos que pasaban por allí. El vigilante de la joyería les regaló un perrito de peluche a cada uno.

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Ya escribimos una breve entrada sobre nuestra experiencia en el Burj Al Arab, el famoso hotel vela donde jeques y otros millonarios descansan sus cabecitas barbadas en almohadones de plumón de oca, el del lema aquí sí es oro todo lo que reluce y otras cositas del estilo. Allí tomamos el té de las cinco a 125 (euros por cabeza, menores de 4 años gratis). Se reserva en este correo: baarestaurants@jumeirah.com. También tienen otras modalidades de visita, algo más caras, igualmente apetecibles, como su famoso brunch.

Dubái Frame es el edificio en forma de marco. Tiene detrás una historia curiosa: el emir convocó a los mejores estudios de arquitectura del mundo para elegir diseño y, después de recibir muchas propuestas, dijo que no, que mejor sin concurso. Poco después, construyó este original edificio que parecía salir de la nada pero que en realidad era la idea a un arquitecto mejicano de los que se habían presentado al concurso y que aún debe estar pleiteando por su reconocimiento pero, ay, el emir manda y, querido arquitecto mejicano, son frijoles, si los quieres los tomas y, si no, te jod… En cualquier caso, es muy interesante el mini museo de la planta baja donde recrean cómo era Dubái antes (pescadores de perlas) con artilugios, además de vídeos y fotos de las primeras obras. Además, arriba tiene vistas espectaculares y una cafetería donde dejarse unos buenos dirhams.

Otras recomendaciones de planes / sitios, que nos hizo el hijo de una amiga que trabaja en Dubái:
1- Excursión por el desierto. Normalmente te recogen en donde quieras, te llevan al desierto, atraviesas dunas, ver el e, está precioso. También te intentan vender un pack para cenar y ver camellos, danza del vientre etc., es un poco turístico pero está bien.
2- Marina. Dar un paseo por el Marina walk, precioso con los rascacielos de fondo.
3- Playa. El plan de playa puede ser caro o barato: se puede ir a un hotel o a un club de playa (hay que pagar), o ir a una playa pública. Las mejores públicas son The Beach (at JBR) y Kite Beach.
4- Medinat Jumeirah. Es un mercado tradicional lleno de tiendecitas, restaurantes, y unas vistas muy buenas al Burj Al Arab.
5- Citywalk. Nuevo distrito en Dubái, es precioso y hay muy buen ambiente familiar. Recomendaría ir para pasear de noche (también hay un espectáculo de luces).
6- La Mer (nuevo distrito en Dubái, muchos restaurantes, playa etc.).

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