Cuando uno es niño, no existe la noción del tiempo. Los relojes, ese enigma. Cinco minutos son tres canciones. Un abrazo después del baño media hora larga. Un beso de esquimal tres segundos. Luego uno crece, lee sobre mitología y ve la publicidad de Telecinco y empieza a contar en eternidades y eones. Y, si a uno le da por reproducirse, entonces la medida del tiempo se va a establecer en los cuánto falta, sobre todo en los viajes. Finalmente, uno se muere y el tiempo y los viajes ya le dan igual.
Estamos en Lanzarote.
Salimos de Fuerteventura a las 12:15 horas y diez mil «cuántos falta» después llegamos a Costa Teguise.
Lo que espero: Revisitar La Cueva de los Verdes y los Jameos del Agua, además de ir a un restaurante vegano de Arrecife, recorrer La Graciosa, hacer una cata de vinos en La Geria, aprender a nadar y comprar sudaderas con la imagen del Diablo de Timanfaya. Y disfrutar los servicios del hotel.
Lo que temo: Pasar la mayor parte de las vacaciones en la piscina del hotel. Odio las piscinas.
En los próximos ocho días comprobaremos hacia qué lado se inclina la balanza.
- Día uno:
Nuestra primera parada del viaje fue en el restaurante del hotel (bufé libre el día que empiezo la dieta, bieeeen), donde la cara del camarero de la entrada nos resultó muy familiar. ¿Era porque se parecía a Ritchie Valens? Los niños lo saludaron con la educación a la que nos tienen acostumbrados:
—«¡¡¡Para bailaaaar la baaaambaaaa!!!»
Él nos devolvió el saludo con un tic ocular, mientras preguntaba:
—«¿Otra vez ustedes por aquí?»
Parecía que también le sonábamos, que se acordaba de nuestro paso por este hotel hace diez meses. ¿De verdad somos tan inolvidables?
—¡¡¡Síiííí!! QUÉ GANAS TENÍAMOS DE VOLVER A ESTE HOT…
—«¿Cuántos días faltan para que se vayan?», interrumpió Ritchie, ya con una indisimulada mala cara.
Nos apiadamos de él. Pobre hombre, los días le van a parecer eones.
- Día 2:
Día de piscina.
- Día 3:
Visita a la Cueva de los Verdes y comida en restaurante vegano de Arrecife. Y piscina.
- Día 4:
Después de veinte horas ininterrumpidas de piscina, Niña 2 se ha soltado a nadar.
- Día 5:
Piscina
- Día 6:
Jameos del Agua y Timanfaya, restaurante con comida cocinada en el volcán incluido. Compramos las sudaderas con el Diablito, y veinte inutilidades más.
- Día 7:
Piscina
- Día 8:
Volvemos a Fuerteventura.
Conclusiones: ¿Lo he pasado bien? Se establece un periodo de cuarentena emocional de, al menos,72 horas para valorarlo con perspectiva. Peeero… no he sentido la alegría del alma de otros viajes.
Niñómetro: Lo mejor para mi an sido en este orden los jameos, la piscina del hotel y timanfaya y Mamá porfabor dejanos comer helado aunque no estemos ya de vacaciones.