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CANARIAS Lanzarote y La Graciosa

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Hijas de la Luna

En Lanzarote, el reino de Vulcano, uno puede ver acantilados de lava petrificada, danzar al son de las isas, cruzarse con un tiburón, comer y beber el fruto obtenido al calor de los volcanes y empastarse la boca con pellas de gofio. Una gota de agua es un tesoro. La luz y las pequeñas playas, los roques de piedra basáltica, la piedra negra y los campos de tuneras conectan con el sueño de estar en la luna. Esos mismos elementos, símbolos isleños ancestrales e inmutables, removieron el compromiso y la inspiración del artista César Manrique, que luchó por preservar la identidad cultural canaria e integrar el paisaje, sin mancillarlo, en su desarrollo. Su obra está repartida por toda la isla.

Siete kilómetros al norte de la isla de Lanzarote, emerge La Graciosa como alegoría de lo que uno imagina sobre el Paraíso. Forma, junto con los islotes de Montaña Clara, Roque del Este, Roque del Oeste y Alegranza, el archipiélago Chinijo. Un lugar para pasear tranquilo, fuera del tiempo y del estrés. Escondida del turismo de masas y protegida del desarrollo (es Reserva Marina y Parque Natural Protegido), esta joya está engarzada en un territorio de ocho kilómetros de largo por cuatro de ancho, donde brillan los áridos paisajes volcánicos y las espectaculares playas ajenas a las aberraciones turísticas que adornan el resto de las Islas Canarias.

La Graciosa dejó de considerarse un islote y adquirió la condición de isla en junio de 2018. En dos pequeñas localidades, Pedro Barba y Caleta del Sebo, habita toda su población, entre 600 y 700 habitantes. Pedro Barba fue el pueblo original, cuyos habitantes vivieron de la salazón hasta el siglo XIX.

Lanzarote y La Graciosa, como todas las islas, se originaron a partir de erupciones volcánicas: la abundante lava se solidificó y surgieron así espectaculares formaciones rocosas. Esto pasó hace unos quince millones de años.

Dos barcos navegan regularmente a La Graciosa desde Órzola, en Lanzarote, durante todo el día: Marítimas Romero y Biosfera Express. Un viaje de ida y vuelta cuesta 20 €. A menos que hayas reservado una travesía en taxi acuático, catamarán o velero, la última salida es de 18:00 a 19:00, según la temporada.

Qué ver

EN LANZAROTE
  • Montañas del Fuego – Timanfaya: La belleza de la desolación de estas tierras que surgieron tras erupciones volcánicas en 1730 y 1736 no tiene comparación. Se puede recorrer este Parque Nacional a través de la Ruta de los Volcanes en vehículos acondicionados y contemplar, por ejemplo, 25 cráteres dormidos. ¿Alguien quiere ver cómo se asa la comida con el calor de un volcán? Vámonos al restaurante El Diablo, que cocina en una parrilla con el calor que desprende natural que desprende la tierra.
  • Mirador del Río: Situado a más de 400 metros de altitud, es uno de los lugares diseñados por César Manrique más impresionantes de la isla. Esculturas y amplios ventanales conviven con terrazas exteriores. Contemplar desde lo alto la franja de mar que separa Lanzarote de la pequeña isla de La Graciosa te hace sentir libre y el viento que sopla aquí es más que reconfortante. La unión entre naturaleza y arquitectura es perfecta.
  • Jameos del Agua: Los Jameos del Agua son unas cuevas en el interior de un túnel volcánico. Este lugar que ideó Manrique propone un original recorrido: bajar por una escalera de caracol de piedra volcánica para descubrir un espacio mágico lleno de vegetación y un lago natural donde habitan los cangrejos ciegos, los jameos, únicos en el mundo, para acceder después a otro oasis exterior. Esta experiencia sensorial se completa con un espectacular Auditorio y un restaurante.
  • Cueva de Los Verdes: El túnel de los Jameos sigue tierra adentro conformando la Cueva de los Verdes, una sucesión de galerías formadas por coladas volcánicas, que la convierten en la cueva volcánica más larga del mundo. Está decorada con espectaculares formaciones rocosas, estalactitas… Esta gruta puede sorprender por su origen volcánico, por la cantidad de leyendas asociadas a ella, por ser un lugar que utilizaba la gente para protegerse de los piratas en el pasado, por ser uno de los túneles más extensos del planeta… Pero la mayor sorpresa que aguarda en su interior no la podemos desvelar aquí, sino que se descubre haciendo la visita guiada…
  • Casa Museo Fundación César Manrique: César Manrique convirtió un conjunto de burbujas volcánicas en su propia vivienda, que habitó durante años. Está situada en medio de un extraordinario palmeral en el pintoresco pueblo de Haría, al norte de Lanzarote, donde aún se conserva la forma de vida tradicional de la isla. En Haría, el artista encontró la tranquilidad y el contacto con la naturaleza que tanto apreciaba.
  • Jardín de Cactus: Aquí se pueden encontrar alrededor de 7.200 ejemplares de más de 1.100 especies diferentes de cactus de todo el mundo, algunos de tamaños increíbles. Un lugar curioso por el que pasear tranquilamente por senderos empedrados a los pies del último molino de millo de la isla. Fue la última gran intervención de Manrique en Lanzarote.
  • Castillo de San José: En lo alto de un acantilado espera este castillo construido en el siglo XVIII que, gracias a César Manrique, se convirtió en 1976 en la sede del Museo Internacional de Arte Contemporáneo (MIAC). Además, se añadió un restaurante, también creado por el artista.
  • Acantilados de Famara: Son una muralla de rocas donde se enredan los alisios del océano Atlántico. Por el sur, en cambio, el arenal se fuga sin que nada lo detenga hasta donde la vista se pierde. Completa el paisaje la aldea marinera de Famara, donde las calles son de arena, el viento sopla y el mar se refleja en las fachadas. Un lugar para llegar, enamorarse y quedarse.
  • Monumento al Campesino: Se trata de un homenaje de Manrique a los agricultores de Lanzarote gracias a los cuales existen los vinos y productos de la isla. Además del conjunto de edificios que imitan a las viviendas tradicionales, llama la atención el Monumento a la Fecundidad: una escultura de 15 metros creada con antiguos tanques de agua de barcos. Es un buen lugar para comprar algún producto artesanal.
EN LA GRACIOSA
  • Fauna marina y terrestre: No solo bajo sus aguas proliferan ejemplares de fauna únicos y muchas veces espectaculares, sino también en la superficie existe una diversidad impresionante de aves raras que solo se pueden observar en el Archipiélago Chinijo. La Graciosa es el hogar de la avutarda hubara, una impresionante ave terrestre, endémica de las islas canarias orientales, que puede llegar a medir medio metro. Algunas personas visitan La Graciosa específicamente para ver a esta ave que se reproduce en los arenales poco profundos del este de la isla.
  • Playas: Aisladas y solitarias, a menudo están vacías. Algunas, bien protegidas de las olas, ofrecen un baño seguro también para niños pequeños. La Playa de Las Conchas es probablemente la más bonita de la isla y ha sido incluida entre las 10 mejores de Europa. Impresiona por sus contrastes cromáticos: medio kilómetro de impoluta arena blanca, el mar turquesa con majestuosas olas blancas, la dorada Montaña Clara en el horizonte y el rojo de Montaña Bermeja al fondo, salpicada de vegetación. Otras opciones playeras son La Laja (preciosa playita de arena blanca y aguas cristalinas junto al puerto de La Graciosa), Playa Francesa (forma una laguna protegida de dunas de arena blanca y mar turquesa, ideal para nadar, bucear, tomar el sol, descansar y explorar), Playa de La Cocina (solitaria y perfecta para ver atardeceres), Playa El Salado (con vistas panorámicas a los acantilados del Risco de Famara de Lanzarote y próxima a zonas de acampada, con aseos públicos y duchas), Pedro Barba (arena blanca, cantos rodados, aguas tranquilas y ni un alma fuera de la temporada alta), playa de Barranco de Conejo (pequeño enclave de arena blanca, aguas cristalinas, rocas de colores e impresionantes vistas del pueblo de Pedro Barba y la costa de Lanzarote. Solo se puede acceder a pie) y Playa Lambra (donde disfrutar de 600 metros de arena blanca con rocas negras y vistas al islote de Alegranza).

Qué hacer

  • Bucear: En las aguas orientales de Lanzarote y La Graciosa se encuentran algunos de los más increíbles fondos marinos de Europa. El fabuloso relieve formado por la sucesión de erupciones volcánicas: vertiginosos desniveles, cuevas, túneles, arcos y cañones son el decorado de una atmósfera mágica. La excepcional visibilidad, las temperaturas subtropicales y la abundancia y variedad de especies marinas sorprenden al más pintado. Se puede hacer todo el año, y para buceadores de todos los niveles. Lo que se hace bajo el agua, se queda bajo el agua.
  • Ponerse el traje de subamirinismo, en este caso, para visitar el Museo Atlántico (Underwater Museum), en Playa Blanca, una de las últimas incorporaciones a las obras de arte en la naturaleza. Figuras de lo más inquietante, a 12 metros de profundidad, en un mundo que parece irreal.
  • Acampar en La Graciosa. La isla es una reserva natural y el único lugar permitido para esta actividad es en Playa del Salado, en medio de las dunas de arena, cerca del pueblo Caleta del Sebo.
  • Achisparse en una de las bodegas de La Geria, gran valle abundante en lavas y arenas negras en el que los agricultores han hecho crecer vides, muchas veces en agujeros aislados envueltos por paredes de piedra que las resguardan del viento. Allí se produce el famoso vino de Malvasía.
  • Explorar a pie La Graciosa, partiendo de Caleta de Sebo, en la costa este, hacia el oeste de la isla. Y desde ahí hasta el extremo suroeste, por los amplios caminos de arena que bordean la isla. Al llegar, dar la vuelta para tomar el mismo camino de regreso, con parada en el volcán Montaña Amarilla, desde donde continuar hacia el norte, bordeando un segundo volcán, Montaña Bermeja, al noroeste. En la zona de Pedro Barba el terreno se torna más volcánico. Desde ahí, seguir por el Barranco de los Conejos. La excursión termina en el lugar de partida, Caleta de Sebo. Es una ruta única, que discurre a lo largo del océano y ofrece espléndidas vistas
Buceo
Deportes náuticos
Excursiones en bici
Senderismo
Catas en La Geria
Playeo en invierno
Acampar bajo las estrellas
Disfrutar los mojos, quesos, pescados, vinos y gofio

Gastos medios

Se puede llegar a las dos islas por mar y a Lanzarote, además, en avión. ¿Quieres gastar poco? Repite conmigo: Voy a planificar el viaje con, al menos, ocho meses de antelación.

Alojamiento – Hoteles, apartamentos, tiendas de campaña o la bañera de tu prima la que vive en Arrecife: hay tantas opciones para dormir como bolsillos.

Comida – Pescado fresquísimo, pulpo, carne de cabra, gofio escaldado, queso a la plancha, mermeladas y mojos. De acompañamiento, vinos de La Geria. Hay menús desde diez euros. Y la siesta poscomilona es gratis.

Transporte – Alquilar un coche en Lanzarote es caro y complicado en temporada alta (Navidad y verano), y el servicio de guaguas (autobuses) es reducido y no llega a todos los lugares interesantes. Una posibilidad es acordar un precio con algún taxista o conductor particular. La Graciosa solo tiene caminos de tierra y está prohibido circular en automóvil privado. Solo es posible recorrer la isla a pie, en bicicleta, o uno de los taxis 4×4 que esperan su turno en Caleta de Sebo, y cuyo trayecto dura aproximadamente una hora y cuesta 40 € (por automóvil, no por persona). Alternativamente, los conductores te pueden transportar a la playa de tu elección y te recogerán a la hora programada por 20 €. También puedes visitar una de las playas en taxi acuático por solo 8 € por persona. Tips para ahorrar – Uno puede visitar maravillosos sitios que no cuestan nada. Iglesias, playas, volcanes, senderos, pueblos pintorescos y charcas están al alcance de cualquier aventurero, sadú o mendigo por cero euros. También contemplar el cielo estrellado. Canarias es uno de los observatorios estelares más importantes del planeta.
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Sugerencia de gasto diario – 20-60 EUR / USD, más alojamientos y entradas a museos y lugares de interés (nota: Esta es una sugerencia asumiendo que las comidas se hacen fuera del alojamiento y se usa transporte público. Si uno cocina en casa o abraza el bocatismo, el gasto disminuye). Lanzarote no es barato. La Graciosa menos.

Lanzarote y La Graciosa para niños

Viajes en submarino, excursiones a través de cuevas volcánicas, chorros de vapor y agua caliente que surgen de la tierra, aguas cristalinas donde observar peces de colores y corales, leyendas con fuego y diablo incluidos, comer pollo cocinado al calor de los volcanes… Aquí todo puede ser divertido.

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Tierra del Fuego En Timanfaya, un paisano hace emerger un chorro de agua caliente del suelo para regocijo de pequeños y acojone de mayores. Géiser va. Justo al lado, uno puede relamerse con la carne que se asa al a 250 ºC al calor de un volcán. El pollo está secote, pero la experiencia, dicen los no veganos, bien vale los 16,50 euros que cuesta el filete.
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Cueva de los verdes La promesa de una sorpresa al final de la visita a la Cueva de los Verdes es como «Lo que el viento se llevó» de los misterios turísticos: todo el mundo sabe de qué va, aunque no lo haya visto.
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Bucear con tubo y gafas Corales, peces payaso, estrellas de mar y, con suerte, algún pequeño tiburón.
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Paseo en camello Actividad ideal para quienes gusten de escuchar cosas así: «Mamá, ¿te acuerdas del miedo que pasé cuando me obligaste a subir a ese camello y
me jodiste un poco más la infancia estropeaste mis vacaciones?…» No al maltrato infantil animal.»]

Must Have

Aunque algún viajero se deje ver con una cabra tatuada en el pecho, preferimos pensar que se trata de una excepción. El turismo que visita Lanzarote y La Graciosa es, en general, elegante, concienciado y gafapastum. Un libro del canario César Manrique, que se vende detrás de cualquier esquina, garantizará conversación y amigos pasajeros. Gafas y protectores solares, repelentes de insectos y cholas tampoco deben faltar en la maleta viajera de quien visite estas islas.

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