Cartón piedra al canto
Ouarzazate. Ocho horas de camino, las que tardamos en llegar hasta aquí desde Agadir, y todavía nos cuesta pronunciar el nombre de este pueblo barrido por los vientos del Sáhara y al que un detalle lo ha situado en el mapa mundial: es la meca del cine africano.
Que sí, que tiene una kasbah milenaria del pachá fulano, que si no hay nada igual comparable a sus construcciones típicas bereberes, que si los oasis te dejan ojiplático, que si las rutas en camello son una experiencia religiosa… ya… pero nosotros solo hemos venido a ver una cosa: los estudios de cine más importantes de Marruecos, y los más grandes del mundo, los Atlas Studios, donde se han rodado muchas de nuestras películas prefer… bueno, un montón de películas malas y también algunas obras maestras. En fin, pisar el mismo suelo que Brad Pitt, Monica Bellucci, Sean Connery, Michael Caine, Penélope Cruz o Gérard Depardieu. A ver qué se siente.
Como en su día lo fue Almería con el western, Ouarzazate es desde hace cincuenta años un plató donde se han rodado, y todavía se ruedan, películas de todo pelaje, sobre todo aventureras e históricas.
‘La puerta del desierto’, que así llaman a este sitio singular, tiene una mezcla de paisajes que sirven tanto para un roto como para un descosido cinematográfico: cimas nevadas, llanuras desérticas, fértiles valles, palmerales interminables, espectaculares dunas… Todos amplios, deshabitados y susceptibles de convertirse fácilmente en Somalia, Libia, Egipto, Arabia, Palestina o la Roma antigua.
Y nosotros, que somos susceptibles de convertirnos también en cualquier cosa, nos perdimos entre cientos de maquetas y decorados creados especialmente para las superproducciones rodadas allí.
La fachada de los Atlas Studios es solo un aperitivo de lo que te vas a encontrar dentro:
a medio camino entre murallas árabes y templos egipcios, esconde 160 hectáreas de las que 30 están ocupadas sólo por decorados.
Dentro todavía se conserva un templo tibetano (de 1997 para Kundun, de Martin Scorsese),
el mercado de esclavos de Gladiator,
o el avión utilizado por Michael Douglas en La Joya del Nilo (Lewis Teague, 1985),
además de una enorme galera abandonada después de mil batallas
y múltiples construcciones romanas y de inspiración cristiana (ermitas, claustros, etc) típicas de las películas con las que nos amodorran las televisiones cuando se acerca Semana Santa.
En Ouarzazate se han rodado, entre miles de películas, El hombre que pudo reinar (John Houston, 1975), La última tentación de Cristo (Martin Scorsese, 1988), Los héroes del tiempo (1981), la saga de La Momia (1999), la del Principe de Persia: las arenas del tiempo (Mike Newell, 2010), Lawrence de Arabia, Alejandro Magno, El cielo protector, Sahara (2005), Jesús de Nazareth (Franco Zeffirelli, 1997) Sexo en Nueva York 2 (2011), Spy Game, Astérix y Obélix: misión Cleopatra (2002), Babel (A. Glez. Iñárritu, 2006), El cielo protector (Bernardo Bertolucci, 1990) …
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